Comprá por Mercado Pago TODO CUANTO AMÉ
El puntapié inicial de la historia son unas cartas que el protagonista, Leo Hertzberg, descubre en un libro que perteneció a su amigo Bill Weschler. Comienza así a narrarnos la historia de ambos. Las cartas de amor que escribió Violet a Bill muchos años atrás y de cuya existencia Leo estaba al tanto, aunque no de su contenido, le servirán para reconstruirse. Asegura que desde el momento en el que las encontró supo que escribiría este libro. El pasado va invadiendo el pensamiento y las páginas y sin que nos hayamos dado cuenta ya estamos viviendo por Leo, por Violet...
Nada de esta historia podría explicarse ni entenderse sin comprender la amistad tan significativa que mantuvieron Leo y Bill. Este libro nos regala en ese sentido una fábula sobre los lazos inexplicables que nos unen a otros. Él, historiador de arte, supo ver en Bill, el artista, a un hombre talentoso y necesitado de afecto. Y su interés por el pintor y por el hombre deviene con el tiempo en una relación profunda y duradera. Pero será gracias a esas cartas, insospechadas y nimias, que Leo recuperará el pasado; y aquí quizás valdría destacar lo aleatorio de la memoria y de la literatura -lo que nos empuja a recordar, materia que se deshace, parece insignificante a los ojos de los otros-.
Aunque Leo se observa a sí mismo con cierta extrañeza en cada una de las etapas de su vida, consigue armar una historia creíble y coherente -¿rellena la memoria los huecos de la ausencia?- Aparecen así, su relación con Erika, el duelo que le cambiaría para siempre, su visión del arte, sus miedos, las búsquedas de Violet con las que se siente tan identificado y un cuadro de Bill que lo enlaza-envuelve todo. Leo es un espectador de su propia vida porque todo lo que contamos de nosotros es en pasado, como si lo viéramos tras una ventana, ya no como actores.
Una de las obsesiones de Leo es el paso del tiempo y por eso conserva pequeños objetos guardados en un cajón, que le permiten atesorar instantes, para volver a ellos cuando es atrapado por la melancolía. Leo conserva cosas significativas que, como las personas, se entremezclan, se contaminan, y le sirven para consolidar su idea de la vida. A veces las ordena, las separa, porque algunas cosas no quiere que se vean la cara. Ese cajón simboliza de una forma fascinante la manera en la que acomodamos los recuerdos, y asimismo, las conexiones y asociaciones que realizamos para entender la vida, literatura. Una imagen muy junguiana pero también muy literaria.
CATEGORÍAS: NOVELAS - DRAMA - ROMANCE
EDITORIAL: CIRCE
AÑO: 2003